jueves, 12 de diciembre de 2024

La Obsesi贸n

 Capitulo III
Despertar



La primera luz del d铆a comenz贸 a colarse por las ventanas, iluminando dos habitaciones separadas pero conectadas por un oscuro y sobrenatural v铆nculo.



Armando se removi贸 lentamente, despertando con una extra帽a ligereza en su cuerpo. Antes de abrir los ojos, sus sentidos se vieron abrumados por un nuevo aroma en su habitaci贸n: un olor a almizcle y algo dulce, el inconfundible aroma de un cuerpo femenino. Un perfume a sudor suave y juvenil impregnaba el aire, y al respirar profundamente, sinti贸 una satisfacci贸n excitante y euf贸rica. Lentamente, abri贸 los ojos y not贸 como su cuerpo se sent铆a fresco, ligero, hace a帽os que no dorm铆a as铆 de bien, pero... algo andaba mal, se estiro ligeramente y se quedo un momento mirando sus manos en un trance entre el sue帽o y el verdadero despertar, ahora peque帽as y delicadas, como si se tratara de un sue帽o, sigui贸 mirando esc茅ptico, la delicada figura, manos que bajaban elegantemente por unos brazos delgados y est茅ticos, pero eso no termino all铆, sobre su pecho, un pecho redondeado y suave que se alzaba y ca铆a con cada respiraci贸n. Con una alegr铆a enfermiza, salt贸 de la cama y se acerc贸 al espejo. All铆, en el reflejo, no estaba 茅l, sino Valeria, perfecta y deseable. Sus labios carnosos y rosados, su piel impecable, y los ojos oscuros y profundos que siempre hab铆a ansiado. Una risa maliciosa brot贸 de sus nuevos labios, incapaz de contener el placer al ver que el rostro de sus deseos m谩s oscuros ahora le pertenec铆a. "Que sue帽o tan real" dijo para si mismo.




En otra parte de la ciudad, Valeria abri贸 los ojos lentamente, con una sensaci贸n de agotamiento que la abrumaba. Cada parte de su cuerpo dol铆a como si hubiera corrido durante horas, y sus articulaciones, en especial sus rodillas, cruj铆an al intentar moverse. Se sent铆a desorientada, como si una fiebre la consumiera, y al intentar tragar not贸 su garganta reseca y 谩spera. 


Intent贸 despejarse frotando sus ojos, pero la sensaci贸n de picaz贸n y ardor no desaparec铆a. Al girarse, sinti贸 algo extra帽o en la presi贸n de su cuerpo, y al bajar la mirada, observ贸 c贸mo su ropa, antes ajustada y delicada, estaba rasgada y le quedaba peque帽a. Su coraz贸n comenz贸 a latir con fuerza, y una sensaci贸n de p谩nico se apoder贸 de ella. Se llev贸 las manos al pecho, notando que el volumen que antes pose铆a hab铆a desaparecido, reemplazado por una dureza desconocida y aterradora. Hiperventilando, corri贸 hacia el espejo. Lo que vio la dej贸 paralizada: un hombre adulto, cansado y sin vitalidad, la miraba desde el otro lado. Aterrorizada, intent贸 gritar, pero de su boca surgi贸 un grito grave y ronco, una voz masculina que no reconoc铆a.




Armando, en su propia habitaci贸n, segu铆a explorando su nuevo cuerpo, con cada segundo que pasaba estaba seguro de algo, "esto no es ning煤n sue帽o", moviendo cada articulaci贸n, admirando la suavidad de su piel, y saboreando la textura de sus propios labios mientras tocaba su rostro con una fascinaci贸n insaciable. Cada gesto, cada movimiento de este cuerpo ajeno lo hac铆a estremecerse de satisfacci贸n, como si estuviera probando el poder que ahora pose铆a. La risa maliciosa continuaba brotando de 茅l, una carcajada contenida que se mezclaba con una satisfacci贸n demente y un deseo de seguir probando cada rinc贸n de su nueva forma.



Mientras tanto, Valeria sent铆a que su cuerpo era un lugar extra帽o y aterrador. Todo su ser parec铆a haber perdido energ铆a, y el agotamiento segu铆a aplast谩ndola. Su respiraci贸n se aceler贸, y empez贸 a hiperventilar, tratando de encontrar alguna explicaci贸n que calmara su mente. Unas l谩grimas gruesas, extra帽as en su nuevo rostro, rodaron por sus mejillas al observar c贸mo las facciones masculinas que ve铆a en el espejo le resultaban completamente ajenas. Justo en ese momento, un golpe en la puerta interrumpi贸 su trance. "Valeria, ¿est谩s bien?" La voz de su madre sonaba preocupada, pero al mismo tiempo inquieta por los ruidos extra帽os que hab铆a escuchado. Valeria, ahora atrapada en este cuerpo de hombre, no sab铆a c贸mo reaccionar. El p谩nico la domin贸 y temblando retrocedi贸 de la puerta, cubri茅ndose el rostro con las manos grandes y 谩speras, sin reconocer sus propios movimientos.

La satisfacci贸n de Armando era completa. En este nuevo cuerpo, Valeria era suya, en cada sentido que hab铆a imaginado, y m谩s. Su antiguo cuerpo y todo lo que representaba era ahora un problema del pasado, un sacrificio que consideraba m铆nimo para la euforia que sent铆a.



Al otro lado, Valeria sinti贸 que todo se desplomaba a su alrededor. Las preguntas y el miedo la invadieron, sin saber c贸mo enfrentarse a su madre ni a esta nueva realidad. Todo indicaba que ya nada volver铆a a ser igual.




Armando se qued贸 frente al espejo, examinando cada detalle de su nuevo cuerpo con una fascinaci贸n casi obsesiva. Comenz贸 por sus pies, peque帽os y rosados, tan suaves y delicados, completamente diferentes a los suyos, que hab铆an sido 谩speros y callosos. Levant贸 uno de ellos, observando c贸mo los dedos finos se curvaban con gracia, y r铆o para s铆 mismo, disfrutando del contraste. Lentamente, su mirada subi贸 por sus piernas, ahora esbeltas y de l铆neas suaves, sin una sola marca o vello, y se regocij贸 en la perfecci贸n de cada cent铆metro, sintiendo una euforia siniestra que crec铆a en su pecho.





Pas贸 luego a su torso, acariciando la delicada curva de su cintura y sintiendo la suavidad de su piel, algo tan ajeno a lo que alguna vez fue suyo. Sus manos peque帽as y delicadas le parec铆an tan fr谩giles, pero al mismo tiempo llenas de una gracia casi hipn贸tica. Al llegar a su rostro, estir贸 con cuidado una de sus mejillas, observando la tersura y el color rosado que ahora luc铆a, y no pudo evitar hacer una mueca exagerada. "Esto es algo que solo una chica linda puede decir", murmur贸, su voz ahora suave y melodiosa, llena de una dulzura que hac铆a eco en la habitaci贸n. Se acerc贸 m谩s al espejo y, con una sonrisa maliciosa, a帽adi贸: "No es propio que una mujer como yo ponga una cara as铆". Entonces cambi贸 a una expresi贸n encantadora, levantando ligeramente las cejas y poniendo una mano bajo su barbilla en una pose coqueta y femenina, riendo en un tono suave y lleno de satisfacci贸n.




Mientras tanto, Valeria estaba acurrucada en su habitaci贸n, atrapada en un cuerpo extra帽o y grande que la sobrepasaba en fuerza y cansancio. Su cuerpo, embutido en la ropa rasgada, se sent铆a inc贸modo y pesado, y el p谩nico la paralizaba al escuchar los pasos de su madre aproxim谩ndose por el pasillo. Cada sonido le hac铆a temer ser descubierta en este estado imposible. Justo cuando su madre gir贸 el picaporte y entr贸 a la habitaci贸n, Valeria se escondi贸 debajo de la cama, intentando controlar su respiraci贸n agitada, con las manos cubriendo su boca para evitar emitir alg煤n sonido.





La voz de su madre rompi贸 el silencio. "Esta ni帽a... ¿sali贸 temprano sin ni siquiera tender la cama?", murmur贸 mientras inspeccionaba el cuarto. "¿Y esto? Ash, era su pijama nueva. La castigar茅 cuando vuelva." La madre de Valeria suspir贸 y sali贸 del cuarto, cerrando la puerta tras de s铆 sin notar la presencia de su hija debajo de la cama.

Con esfuerzo, Valeria sali贸 de su escondite, sus manos temblorosas y el coraz贸n latiendo tan fuerte que parec铆a resonar en sus o铆dos. Se acerc贸 al espejo de su habitaci贸n, mirando una y otra vez su rostro ajado, sus mejillas barbadas y las arrugas que ahora bordeaban sus ojos. Alz贸 una mano, notando la aspereza y el tama帽o de sus dedos, observando cada l铆nea endurecida y ajena. 



Solloz贸, abrumada por la desesperaci贸n, hasta que algo m谩s la hizo detenerse. Un olor fuerte y rancio emanaba de su piel, un olor masculino y agrio que nunca hab铆a experimentado antes. La n谩usea subi贸 r谩pidamente, y el olor corporal ajeno la invadi贸 de tal manera que tuvo que apartarse del espejo, casi al borde del v贸mito.

Armando, ahora con el cuerpo de Valeria, se observaba en el espejo con una mezcla de asombro y confusi贸n. Todo era irreal. Su mente, a煤n adapt谩ndose a la nueva perspectiva, notaba cada diferencia. Se ve铆a tan peque帽o, tan fr谩gil, tan… joven. Hab铆a perdido la fuerza y corpulencia de su cuerpo de adulto, pero sent铆a que este nuevo cuerpo ten铆a una ligereza y agilidad que nunca hab铆a experimentado antes. Al levantar su mano, not贸 lo peque帽a y delicada que era, completamente opuesta a sus manos acostumbradas al trabajo y al desgaste.




Pero una pregunta surgi贸 de pronto, interrumpiendo su momento de curiosidad. ¿Y si esto no era un sue帽o? ¿Qu茅 demonios hab铆a pasado realmente? Mir贸 a su alrededor, y la escena era rid铆cula: una adolescente sentada de forma desparpajada, como lo har铆a un hombre de cuarenta a帽os, en medio de un peque帽o apartamento desordenado, con p贸sters de revistas para adultos en las paredes, ropa tirada, y un persistente olor a alcohol y humedad que llenaba el aire. La incongruencia lo hac铆a sentir como si estuviera en alg煤n tipo de broma de mal gusto, pero cada segundo que pasaba reforzaba la idea de que esto, por absurdo que pareciera, era real.




Mientras intentaba entender c贸mo hab铆a llegado a esta situaci贸n, una oleada de pensamientos le invadi贸. Not贸 que su mente estaba trabajando de una manera m谩s clara y r谩pida, casi como si sus procesos mentales se hubieran afilado de alg煤n modo. Pod铆a hilar ideas con mayor facilidad, como si antes su cerebro hubiera sido un coche viejo y ahora le hubieran dado uno de F贸rmula Uno. "Interesante forma de verlo, si lo puedo decir", murmur贸, entretenido por la misma facilidad con la que las ideas se cruzaban en su cabeza. La claridad mental lo desconcertaba, pues nunca hab铆a sido alguien particularmente ingenioso ni r谩pido de pensamiento, y ahora era como si el mundo se abriera en posibilidades.


Dej贸 que sus manos recorrieran una vez m谩s la suavidad de su piel, notando c贸mo cada toque se sent铆a diferente en este cuerpo nuevo y lleno de juventud. Cada gesto, cada pensamiento y cada sensaci贸n parec铆a otro recordatorio de que ahora era alguien m谩s… y que esa nueva identidad tra铆a consigo un poder y una vitalidad que 茅l, hasta ahora, solo hab铆a podido envidiar.


Con una sonrisa maliciosa, Armando tom贸 el tel茅fono, deslizando sus dedos 谩giles por la pantalla. "Unas cuantas compras en internet, y pondremos este cuerpecito a trabajar", se dijo a s铆 mismo, con un brillo travieso en los ojos. La idea de mostrarle al mundo a su "nueva" Valeria le causaba una mezcla de excitaci贸n y placer. La oportunidad de explorar y aprovechar cada aspecto de este cuerpo juvenil le resultaba irresistible.



Se acerc贸 a la computadora vieja, encendi茅ndola mientras el ventilador del equipo comenzaba a zumbar suavemente. El brillo de la pantalla ilumin贸 la habitaci贸n mientras Armando terminaba de despojarse de las ropas sucias y demasiado grandes. Sent铆a la frescura de su piel, la ligereza de cada movimiento, y la imagen de su reflejo en la pantalla le devolv铆a una figura delicada y atractiva, completamente distinta a la que hab铆a conocido en el espejo durante a帽os.

"Vamos a darles un espect谩culo gratis", susurr贸, sonriendo de manera c贸mplice mientras ajustaba la c谩mara para capturar su nueva apariencia desde el 谩ngulo perfecto. La emoci贸n le invad铆a, saboreando la expectativa de compartir con el mundo esta inesperada transformaci贸n.




Valeria se sent铆a rota. Sentada en el suelo fr铆o del ba帽o, con su cuerpo torpe y pesado, ya no pod铆a contener el dolor y el miedo. Se mir贸 las manos, enormes y 谩speras, tan extra帽as y ajenas que parec铆an pertenecer a otra persona. Hab铆a pasado de ser delicada, ligera como una mu帽eca de porcelana, a ocupar un cuerpo masculino que le resultaba monstruoso. La angustia le revolv铆a el est贸mago, y, sin poder contenerse, se inclin贸 sobre el lavabo y volvi贸 a vomitar, como si su cuerpo intentara purgarse de la pesadilla en la que estaba atrapada.

"¿Por qu茅 me pasa esto a m铆? Quiero despertar ya...", murmur贸, en un tono d茅bil y tembloroso. Intent贸 darle dulzura y familiaridad a su voz, pero lo 煤nico que consigui贸 fue que sonara grave y 谩spera, una burla grotesca de su propio intento de consuelo. La crudeza de aquella voz desconocida le recordaba, una y otra vez, que esto no era un sue帽o. Alz贸 las manos temblorosas hacia su cabello grasiento, sintiendo la pesadez de cada mech贸n, y el simple contacto la hac铆a querer vomitar de nuevo.

Finalmente, con mucho esfuerzo y pesadez, intent贸 levantarse, y un dolor agudo le recorri贸 la rodilla cuando el hueso tron贸, record谩ndole que su cuerpo ahora era d茅bil y torpe. Se sent贸 en el inodoro, exhausta, su mirada perdida en las figuras del vitromuro. "¿Por qu茅 estoy as铆?", se pregunt贸 en voz baja. La pregunta reson贸 en su mente, pero era como intentar recordar algo que se esfumaba justo al alcance de su pensamiento.



Ella siempre hab铆a sido una chica privilegiada y culta, de vocabulario preciso y fluido. Sin embargo, ahora sent铆a un vac铆o en su mente, una neblina densa que bloqueaba cada pensamiento. Intent贸 encontrar una palabra… "Probla… prob谩…" Se tens贸, la frustraci贸n le hac铆a arder los ojos y doler la cabeza. "Prob谩… como se diga..." Pero no pod铆a recordarla.

"No, no, no, no…" se repet铆a en un murmullo desesperado, golpeando levemente sus sienes con las manos. La sensaci贸n era como estar en un examen para el que nunca estudi贸, solo que ahora no ten铆a escapatoria, no pod铆a improvisar. Estaba atrapada en ese cuerpo extra帽o, con una mente que no respond铆a como antes.

9 comentarios:

  1. Cuando saldr谩 la continuaci贸n de La Gitana?

    ResponderBorrar
  2. Jessi querida ya no se puede ver la parte 3 de la petici贸n 4. Sabes a que se debe? Gracias

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. pido disculpas se publico por error aun no estaba lista

      Borrar
    2. Ok, gracias por contestarme 馃槉馃槉馃槉

      Borrar
  3. Facinante!!! No hab铆a le铆do las historias de esta pero al sacar el cap铆tulo 3 las le铆 todas, son geniales, la forma de escribir lo que cada personaje tiene es facinante
    Espero la contin煤es

    ResponderBorrar

anunci贸

Hola mis amores, espero est茅n teniendo una hermosa tarde, que las bendiciones del Body Swap caigan sobre ustedes y consigan el cuerpo de sus...