s谩bado, 23 de noviembre de 2024

Erica´s Boutique

 Capitulo ..1(?



Ethan detestaba acompa帽ar a su novia de compras. Era siempre lo mismo: horas interminables de espera mientras Erica probaba prenda tras prenda, y 茅l, como buen novio, se quedaba para dar su aprobaci贸n, aunque casi nunca ten铆a peso real en sus decisiones. No es que no la quisiera, la amaba con locura, pero el simple acto de ir de tienda en tienda era agotador y aburrido, simplemente no era lo suyo, el siempre fue mas de algo simple, camisa negra, pantal贸n negro, simple pero funcional.


Aquel d铆a, como era costumbre, Erica le pidi贸 casi con s煤plicas que la acompa帽ara. Ethan acept贸 a rega帽adientes. El d铆a transcurr铆a como siempre, de tienda en tienda, revisando pilas de ropa para que ella escogiera unas pocas prendas. Sin embargo las cosas estaban por cambiar. Mientras caminaban por un pasillo, Erica not贸 una boutique que no hab铆a visto antes.

—Mira, amor, Erica’s Boutique. ¡Es como si estuviera hecha para m铆! —exclam贸 emocionada.




Sin pensarlo mucho, Erica entr贸. Era una tienda peculiar, decorada con un estilo elegante y moderno, atendida por j贸venes de alrededor de 20 a帽os, todas incre铆blemente hermosas y vestidas con impecable atenci贸n al detalle. Saludaron con sonrisas brillantes, transmitiendo amabilidad y energ铆a, pero lo mas curioso del asunto era su nombre, el gafete de cada una de las chicas pon铆a "hola me llamo Erica". Ethan, por otro lado, se sinti贸 fuera de lugar, como siempre en este tipo de lugares: un ente masculino atrapado en un universo dise帽ado exclusivamente para mujeres, se sent铆a incomodo, y no era para menos, pese a que no era la primera vez que estaba en un lugar as铆, le costaba acostumbrase, entre las pilas de ropa pod铆a distinguir a otros chicos, quiz谩s novios de las chicas, chicas que buscaban entre los distintos tipos de prendas algo que sea de su agrado, mientras los chicos todos ellos en la misma situaci贸n que el, solo bastaba mirarles un poco para ver su cara de disgusto. 


Pero hab铆a algo m谩s que lo incomodaba. Lo que realmente capt贸 su atenci贸n fueron los maniqu铆es. No eran como los t铆picos de otros lugares: figuras sin rostro y cuerpos b谩sicos de pl谩stico blanco o rosa, no eran las mismas figuras calvas de siempre con ojos de canica o figuras que vagamente imitaban la figura femenina... No. Estos eran... diferentes a los cuerpos b谩sicos a los que estaba familiarizado en contra de su voluntad, ten铆an muchos detalles, pod铆a ver las ra铆ces de los cabellos, largos y sedosos, cada maniqu铆es ten铆a su propio estilo de peinado y color diferente, as铆 mismo, cada uno llevaba maquillaje, casi como si este estuviera realmente aplicado, no parec铆a pintura, parec铆a el polvo genuino, pod铆a verse el rubor, los peque帽os grumos del labial en las arrugas de los labios, ese fue otro detalle que lo hizo temblar un poco, sus imperfecciones, ten铆an pesta帽as, marcas de gestos, uno pod铆a pensar que hab铆an contratado a chicas para que estuvieran paradas todo el d铆a, su mirada era profunda, fuerte y por alguna raz贸n se sent铆a llena de vida, el hubiera deseado que solo fuera eso, Ten铆an un nivel de detalle que rozaba lo humano. Cada uno ten铆a una expresi贸n particular, como si pudieran cobrar vida en cualquier momento.


Sus cuerpos tambi茅n eran inusuales. Eran exagerados, demasiado perfectos, podr铆amos decir envidiables, sus cuerpos de pl谩stico ten铆an figuras que cualquier mujer aspirar铆a a tener o quiz谩s ideales de cuerpos femeninos que cualquier hombre quisiera como amante, de cualquier forma, no pod铆a negar lo atractivos que resultaban sus cuerpos y por lo que parec铆a, pese a lo que uno pensar铆a en una tienda para mujeres, estas figuras casi pornogr谩ficas, estaban atrayendo a mucha clientela.


Su favorita fue la rubia del centro, un maniqu铆es alto con cabellera larga y dorada, sus largas piernas parec铆an excepcionalmente esculpidas, pod铆a ver los m煤sculos tensados de las pantorrillas, como la piel descalza se arrugaba en los talones para soportar el peso, piernas largas que sub铆an en un par de carnosos jamones por muslos, anchas caderas que abrazaban perfectamente un vestido azul que se ce帽铆a a unas curvas casi irreales d谩ndole un aspecto de barbie porno, pero lo que m谩s le robaba la mirada eran esos dos colosales pechos, sin duda eran m谩s grandes que la cabeza del propio maniqu铆, la tela se estiraba alrededor de los orbes tanto que la tela del vestido parec铆a estar a punto de ceder, y los detalles eran tan finos que incluso se marcaban peque帽as venas en sus pechos y pod铆a ver los pezones sobresaliendo sensualmente de la ropa como dos botones duros y firmes que esperaban ansiosamente por ser apretados por alg煤n afortunado.




Ethan no pudo evitar fijarse en los otros maniqu铆es. Hab铆a un maniqu铆es de chica bajita, quiz谩s unos 20 cm menos que el,  con un corte de honguito y casta帽o que ca铆a ligeramente desordenado, y piernas y caderas anchas, mucho mas que la rubia, que resaltaban con la inocencia de las prendas que llevaba puesta.




 Tambi茅n estaba una figura de piel oscura, su atuendo no dejaba nada a la imaginaci贸n, su largo cabello oscuro ca铆a sobre su piel radiante de un hermoso 茅bano y sus gruesos labios oscuros daban la impresi贸n de querer besarte.



Luego, un maniqu铆 con rasgos asi谩ticos, delicada y esbelta en una secci贸n que promocionaba ropa fiesta, cuya ropa se ve铆a estirada por los generosos pechos de la figura, parec铆a lo contrario a la cabeza de honguito, si ella era las piernas y nalgas esta definitivamente seria los pechos. 

Y finalmente, una latina de cabello lacio y ojos felinos, con curvas pronunciadas que parec铆an desafiar las leyes de la naturaleza, atl茅tica pero femenina , llevaba una tanga de licra y un sost茅n deportivo, tenia un buen equilibrio entre nalgas y pechos. 

El detalle en cada figura era asombroso. Pod铆as ver los poros de la piel, las arrugas en los dedos y hasta las u帽as perfectamente esmaltadas. Ethan se acerc贸 al maniqu铆 rubio, incapaz de resistirse. Gir贸 la cabeza para asegurarse de que nadie lo miraba, y t铆midamente extendi贸 una mano para tocarlo. Cuando su palma se pos贸 sobre el pecho, sinti贸 algo inesperado: no era pl谩stico r铆gido, era suave, casi como piel real.




Un estremecimiento lo recorri贸, y estaba por comprobar nuevamente la textura cuando una voz cortante lo interrumpi贸.

—¡No tocar a los maniqu铆es, por favor!

Ethan se gir贸 sobresaltado. Una de las empleadas, cuyo gafete dec铆a "Erica", lo observaba con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

—Lo siento... no quise... —murmur贸 torpemente, alej谩ndose del maniqu铆 mientras ella lo miraba con una sonrisa un poco fingida.

Justo en ese momento, Erica apareci贸 con un mont贸n de ropa en las manos.

—¡Listo, amorcito! ¡Ven, ya quiero prob谩rmela! —dijo, arrastr谩ndolo hacia los vestidores.



Suspirando resignado, Ethan carg贸 la pila de ropa y la sigui贸. Pasaron las siguientes dos horas en un ciclo interminable de cambios de ropa, comentarios de Erica que desechaban sus opiniones y un cansancio que solo se acumulaba. Finalmente, cuando parec铆a que terminar铆an, se acercaron al mostrador para pagar.

La cajera, otra joven que tambi茅n llevaba el gafete con el nombre de "Erica", les atendi贸 con amabilidad.

—¿Encontr贸 todo lo que buscaba? —pregunt贸 con una sonrisa.

—¡S铆, muy amable! —respondi贸 la novia de Ethan con entusiasmo.

—¿Ya consult贸 nuestro amplio surtido del segundo piso?

Los ojos de Erica  se iluminaron al escuchar esas palabras.

—¡No! ¿En serio tienen m谩s arriba?

—Claro, tenemos piezas exclusivas. Estoy segura de que le encantar谩n.

Erica mir贸 a Ethan con emoci贸n.

—Amor, ¿por qu茅 no te quedas aqu铆 con las bolsas? Solo mirar茅 r谩pido y bajo enseguida.

Ethan no protest贸. Solo asinti贸 y dej贸 que ella desapareciera, guiada por la empleada hacia las escaleras ocultas al fondo del pasillo.

Por fin, un momento de tranquilidad. Ethan se sent贸 en una de las sillas cercanas, sac贸 su celular y se sumergi贸 en una partida de Warzone. Sin embargo, una sensaci贸n inc贸moda lo sac贸 de su concentraci贸n. Alz贸 la vista y not贸 una puerta entreabierta que dec铆a "Solo personal autorizado".

Dentro, pudo distinguir la figura de un maniqu铆 que parec铆a estar observ谩ndolo. La mirada fija de la figura era perturbadora, all铆 estaba esa mirada tan viva otra vez. A pesar de intentar ignorarlo, el impulso de investigar fue m谩s fuerte. Camin贸 hacia la puerta, decidido a cerrarla para evitar m谩s distracciones, pero cuando estuvo frente a ella, algo lo detuvo.



Un pensamiento irracional lo invadi贸: “Solo un toque m谩s. Nadie se dar谩 cuenta.”

Ethan trag贸 saliva, empuj贸 la puerta y entr贸 al almac茅n.

"Solo confirmas que todo el cuerpo es suave y te sales", se repiti贸 Ethan una y otra vez mientras avanzaba por el almac茅n. Su coraz贸n lat铆a con fuerza, el sonido llen谩ndole los o铆dos como un tambor en un espacio cerrado. Cada paso lo acercaba m谩s al maniqu铆 que lo hab铆a cautivado. Era una figura voluptuosa, de proporciones desafiantes, incluso mas "perfecta" que la barbie, con cabello rubio y rizado que ca铆a en suaves ondas hasta sus hombros. La figura estaba pr谩cticamente desnuda, solo con ropa interior que ocultara el detalle obsesivo que la hac铆a parecer viva.

Ethan se detuvo frente al maniqu铆, tragando saliva. Extendi贸 una mano temblorosa, y su piel roz贸 el torso de la figura. El material era suave, c谩lido incluso, como si tuviera vida propia. Pas贸 sus dedos por las manos, las piernas largas y de gordos muslos, cada cent铆metro que se atrev铆a a explorar, fascinado por lo incre铆blemente real que se sent铆a. Pero hab铆a algo m谩s: un aroma tenue y dulce, como un perfume caro, que parec铆a emanar de la figura, Ethan se acerco levemente para oler, el aroma era, como un aroma de mujer, era casi como el mismo aroma natural que solo las chicas tienen.

El tiempo pareci贸 detenerse mientras Ethan segu铆a con su inspecci贸n. Justo cuando estaba por apartarse, satisfecho de haber calmado su curiosidad se pregunto.. "tambi茅n tendr谩n esos detalles all铆 abajo?", pero sin prestar atenci贸n su codo golpe贸 accidentalmente al maniqu铆. En un instante, perdi贸 el equilibrio y cay贸 al suelo con un golpe sordo. Ethan observ贸 horrorizado c贸mo la cabeza del maniqu铆 se separaba del cuerpo, rodando unos cent铆metros con un sonido hueco.

Un escalofr铆o recorri贸 su espalda, su mente luchando por procesar lo que hab铆a ocurrido. Se apresur贸 a levantar la figura, intentando desesperadamente colocarla de nuevo en su lugar, pero su torpe intento fue interrumpido por una voz femenina, baja y firme, que lo hel贸 por completo.

—Qu茅 bonito, qu茅 bonito... —murmur贸 la voz.

Ethan gir贸 bruscamente, su coraz贸n golpeando con fuerza contra su pecho. Frente a 茅l estaba la encargada que hab铆a visto antes, la mujer con el gafete que dec铆a "Erica". Lo observaba con los brazos cruzados, sus ojos destilando una mezcla de iron铆a y desd茅n.

—Yo... yo no quise... —balbuce贸 Ethan, tratando de encontrar las palabras.

La mujer no le prest贸 atenci贸n. Con pasos lentos y calculados, se acerc贸 al maniqu铆 ca铆do y se inclin贸 para inspeccionar los da帽os.

—¿Tienes dinero para pagarla? —pregunt贸 sin siquiera mirarlo.

Ethan trag贸 saliva, su voz saliendo en un murmullo.

—Fue un accidente... no quise...

—Claro, un accidente —respondi贸 ella con un tono cargado de sarcasmo. Luego se enderez贸, mirando directamente a Ethan—. Bueno, supongo que tenemos una vacante ahora. Tendr谩s que trabajar para pagar la figura. Y cr茅eme, no son nada baratas.

—Se帽orita, de verdad, lo siento... Si me permite, puedo traer el dinero ma帽ana. Yo... de verdad no quise...

La sonrisa de Erica se ensanch贸, pero no lleg贸 a sus ojos.

—Oh no, querido. Me vas a pagar desde hoy.

Avanz贸 un paso hacia 茅l, sus movimientos sutilmente amenazantes. Ethan intent贸 retroceder, pero algo estaba mal. Sus piernas se sent铆an pesadas, como si estuvieran atadas al suelo.

—¿Qu茅...? ¿por que no puedo? —logr贸 preguntar con voz temblorosa.

La mujer sonri贸, inclinando la cabeza ligeramente mientras lo observaba.

—Solo lo justo, cari帽o. Te lo dije, no son nada baratas.

Ethan intent贸 moverse nuevamente, pero sus pies no respond铆an. Una sensaci贸n fr铆a y opresiva comenz贸 a extenderse por su cuerpo, mientras la sonrisa de la mujer se volv铆a m谩s oscura, cargada de un misterio que apenas comenzaba a comprender.

La mujer lo observ贸 fijamente, no pod铆a contener una mirada llena de una mezcla de burla y autoridad.

—Vi c贸mo te le quedaste mirando a mi Brittany —dijo con una sonrisa que no ocultaba su intenci贸n—. As铆 que te gustan altas y de buen cuerpo, ¿eh? No te culpo, todos los hombres son iguales.

Mientras hablaba, comenz贸 a caminar lentamente alrededor de Ethan, como un depredador acechando a su presa. 脡l intentaba mover su cuerpo, pero era in煤til; sus extremidades no respond铆an, como si estuvieran ancladas al suelo por una fuerza invisible.

—Dime, Ethan, ¿qu茅 clase de mujer te gusta? —pregunt贸 Erica, inclin谩ndose ligeramente hacia 茅l, su voz goteando curiosidad maliciosa.

La mirada de Ethan se congel贸. No pienses, no pienses, se repiti贸 desesperadamente en su mente. Pero era in煤til. La imagen de Brittany, el maniqu铆 rubio con su imponente figura y proporciones irreales, a煤n estaba fresca en su mente. Su mente de adolescente lo traicion贸, inund谩ndolo con recuerdos de su breve pero fascinante inspecci贸n, le siguieron im谩genes de modelos, actrices porno con las que alguna vez fantaseo.


La mujer sonri贸 al notar la lucha en sus ojos, como si pudiera leer sus pensamientos.

—Oh, ya veo... as铆 que ese es tu tipo, ¿eh? —coment贸 con un tono juguet贸n, alzando una ceja—. Tienes suerte, Ethan.

Se detuvo frente a 茅l, sosteniendo con una mano la cabeza del maniqu铆 casta帽o que hab铆a roto. La gir贸 entre sus dedos como si fuera un juguete.

—Resulta que necesitamos una mujer as铆 para ser la estrella en nuestras vitrinas. Y ahora que Jasmine —alz贸 ligeramente la cabeza del maniqu铆, enfatizando el nombre— estar谩 unos d铆as de incapacidad...

Erica dej贸 escapar una risa suave y burlona, mientras se acercaba a煤n m谩s a Ethan.

—Puedes cubrirla mientras tanto. ¿Qu茅 te parece, Ethan? —concluy贸, su voz acompa帽ada de una carcajada que hizo eco en el silencioso almac茅n.

Ethan quiso gritar, negarse, correr. Pero su cuerpo segu铆a siendo un prisionero inm贸vil, y su mente no pod铆a escapar de la creciente sensaci贸n de que estaba atrapado en un juego que ni siquiera entend铆a.

El cuerpo de Ethan comenz贸 a cambiar. Una rigidez inquietante se extendi贸 desde sus extremidades hacia su torso, inmoviliz谩ndolo por completo. Dej贸 de sentir el suelo bajo sus pies, y un fr铆o artificial se apoder贸 de su piel. Intent贸 respirar, pero pronto se dio cuenta de que ya no era necesario. No hab铆a desesperaci贸n ni falta de aire, solo un vac铆o inexplicable. Su carne perdi贸 la calidez humana, transform谩ndose en un material liso y suave, como el de los maniqu铆es que lo hab铆an fascinado y aterrorizado a partes iguales.

Erica se acerc贸 lentamente, observ谩ndolo con una mezcla de satisfacci贸n y curiosidad, como un artista analizando un lienzo en blanco.

—Mmm... nada mal —coment贸 mientras le deslizaba la mano por el torso ahora transformado en pl谩stico. Sus dedos trazaron el contorno de los m煤sculos que a煤n conservaban la apariencia atl茅tica de Ethan—. ¿Hac铆as ejercicio?

La sonrisa de Erica se ensanch贸 dejando salir su verdadera personalidad, mientras comenzaba a desvestirlo con movimientos h谩biles y despreocupados, retirando cada prenda como si estuviera preparando un maniqu铆 para el escaparate.


—Oh, claro... no puedes responderme, ¿verdad? —solt贸 una carcajada, su voz llena de burla y satisfacci贸n—. No te preocupes, querida.

Dobl贸 cuidadosamente la camisa de Ethan antes de ponerla en un escaparate junto a otras ropas.
 —Si vas a trabajar aqu铆 usaras algo mas apropiado— Sus ojos brillaban con un entusiasmo extra帽o, sus mejillas se ve铆an rojas, esta loca sin duda disfrutaba de lo que le estaba haciendo, mientras lo despojaba de la 煤ltima capa de ropa, dej谩ndolo completamente expuesto en su nueva forma.

—De ahora en adelante, las palabras ser谩n innecesarias.

La carcajada de Erica reson贸 en el espacio vac铆o del almac茅n, mientras Ethan permanec铆a inm贸vil, atrapado en su nuevo cuerpo inerte, su conciencia todav铆a viva, pero silenciada y prisionera en una existencia que nunca habr铆a imaginado.

La transformaci贸n de Ethan comenz贸 en sus pies, sinti贸 un cosquilleo inc贸modo mientras sus huesos (si es que aun los tenia) se alargaban y afinaban perdiendo su forma masculina, adelgaz谩ndose y molde谩ndose en algo m谩s delicado. Sus talones se alzaron levemente, adquiriendo un arco pronunciado y elegante que parec铆a dise帽ado para lucir tacones. Los dedos se alargaron y suavizaron, con u帽as perfectamente formadas que brillaban con un esmalte rojo intenso que no estaba all铆 antes.



Mientras Ethan, preso en su propia mente observaba todo como un mero espectador, incapaz de correr, de pedir ayuda, se hab铆a cansado y quedado sin aliento de tanto gritar, pero no necesitaba el aire, seguramente ya no tenia huesos, pero lo sent铆a todo, era un infierno estar pasando por algo que ning煤n chico (o ser humano) deber铆a de pasar “Esto no puede ser real..." pensaba una y otra vez.

El cambio subi贸 lentamente hacia sus pantorrillas. Los m煤sculos se tensaron y delinearon, creando unas curvas irresistibles que parec铆an esculpidas por un artista obsesionado con la perfecci贸n. y cada vez que sent铆a c贸mo su piel se volv铆a sedosa e impecable, pod铆a sentir cada uno de los bellos de su cuerpo enterrar en su piel, uno a uno, sent铆a como poco a poco el frio era mas notable, una mezcla de miedo y fascinaci贸n se apoderaba de 茅l. “¿Por qu茅 estoy disfrutando esto? ¡No quiero esto!” pens贸, pero su mente estaba atrapada entre la incredulidad y una sensaci贸n de placer culpable. La piel adquiri贸 un brillo sedoso, y las venas desaparecieron bajo una superficie impecable. Las pantorrillas fluyeron hacia unas rodillas finamente torneadas, que parec铆an hechas para atraer miradas de admiraci贸n.

Su trasero se llen贸 con una rapidez impresionante. Los gl煤teos crecieron y se redondearon, alcanzando unas dimensiones que eclipsaban las curvas de cualquier otra figura en la tienda, incluidas las de Jasmine y Brittany. Cada posici贸n que la mujer maniqu铆 har铆a con ese cuerpo ser铆a una provocaci贸n pura, una obra maestra de la tentaci贸n.

Las caderas de Ethan se ensancharon de manera dram谩tica, delineando una cintura que se estrechaba hasta un punto casi imposible. La proporci贸n perfecta entre su cintura y sus caderas convert铆a su silueta en un reloj de arena de proporciones surrealistas. "Por qu茅 siento que estoy atrapado en una fantas铆a perversa? ¡Esto no es m铆o, no lo quiero!” pens贸, pero no pod铆a negar la fascinaci贸n morbosa que sent铆a al experimentar su propia transformaci贸n.

Los muslos de Ethan comenzaron a expandirse, llen谩ndose con una carne voluptuosa que se tensaba en proporciones exageradas. Cada cent铆metro de sus piernas irradiaba una sensualidad sobrehumana. Sus m煤sculos se definieron con precisi贸n, pero sin perder un 谩pice de feminidad. Se transformaron en columnas poderosas, pero atractivas, que parec铆an estar dise帽adas para sostener un cuerpo que nadie podr铆a ignorar, sabia que la transformaci贸n hab铆a alcanzado a sus muslos, y sus sospechas fueron confirmadas cuando Erica acaricio con descaro sus gordos y gelatinosos muslos





—Emili siempre fue la chica de los muslotes gordos, pero pienso que tu mereces tener el doble de ella querida, te veras tan hermosa— La mirada pervertida en la cara de Erica no se hizo esperar, parec铆a una mani谩tica o una depredadora sexual, esto lo hizo preguntarse, acaso los maniqu铆es eran como el ?
No pudo pensar mas, pues la transformaci贸n avanzaba con rapidez y esta vez era turno de algo muy valioso para el chico.

Cuando el cambio alcanz贸 su sexo, Ethan sinti贸 una sensaci贸n indescriptible,  una ola de calor recorri贸 su cuerpo, se encontr贸 jadeando y gimiendo mientras sent铆a como se formaba un orgasmo como nunca lo hab铆a sentido antes, nunca fue un tipo de hacer sonidos a la hora del sexo, sus propios ruidos traviesos le avergonzaban tanto, como si una energ铆a poderosa alterara por completo esa parte de su ser. sinti贸 como sus bolas eran succionadas al interior de su cuerpo mientras su pene se encog铆a poco a poco, lo que fue una poderosa erecci贸n hab铆a desaparecido, en su mente hab铆a alcanzado el pico de placer y jadeaba fuertemente, luchando por tomar aire, la sensaci贸n de verg眉enza lo inundaba. Erica lo miraba con desd茅n y burla, como si supiera lo que estaba pasando.


—Lo se lo se querida, debo decirte, que el placer femenino no tiene comparaci贸n, estoy segura que disfrutaras mucho esto—


Lo que hab铆a sido desapareci贸 por completo, reemplazado por una feminidad que irradiaba una atracci贸n magn茅tica. “No… ¡no pueden hacerme esto! ¡Esto no soy yo!” pens贸, pero el placer culpable lo inundaba, y por un instante, un pensamiento oscuro cruz贸 su mente: “¿Y si me gusta?”


—Valla Ethan.. debo decir, que se ve mas estrecha de lo que pens茅, me encanta la forma de tus nuevos labios—



Ethan estaba aturdido, el placer hab铆a sido abrumador, sent铆a los ojos pesados como si un cansancio se apoderara de el, aunque no pudiera cerrar los ojos, pero algo hizo que los abriera de golpe, o para el fue como si lo hiciera, sinti贸 un calor entrando en su interior, una sensaci贸n invasora desconocida, un par de dedos finos, c谩lidos y largos inspeccionaban su reci茅n formada vagina.

—jmmm nada mal, nada mal, como lo imaginaba, estas muy estrecha cari帽o— Erica se re铆a sin piedad
“Esto... esto es demasiado. ¡Me est谩n convirtiendo en algo que no soy!” pens贸, pero la sensaci贸n era tan intensa que por un momento se sinti贸 casi hipnotizado por el cambio. 

El vientre de Ethan se aplan贸 por completo, con m煤sculos suaves y definidos apenas insinuados bajo la piel perfectamente lisa. No hab铆a ni un solo defecto, ni una imperfecci贸n que pudiera distraer de su belleza.

Cuando el cambio alcanz贸 su pecho, Ethan sinti贸 una presi贸n extra帽a antes de que emergieran dos curvas prominentes. Sus pechos crecieron hasta un tama帽o que desafiar铆a cualquier l贸gica. Eran colosales, con una forma y firmeza imposibles de ignorar. La piel era tersa, y los pezones se destacaban con delicadeza bajo una fina capa de brillo natural. “¡Esto es demasiado! ¿C贸mo esperan que viva as铆?” pens贸, horrorizado, pero la sensaci贸n era tan intensa que su mente no pod铆a procesar el conflicto interno que lo consum铆a.

El cambio avanz贸 hacia sus hombros y clav铆culas, que se suavizaron, adquiriendo una elegancia que contrastaba con su antigua complexi贸n masculina. Sus brazos se transformaron en extremidades esbeltas y estilizadas, perfectas para lucir cualquier accesorio. Las manos, ahora finas y delicadas, estaban adornadas con u帽as largas y carmes铆es, completando la imagen de feminidad absoluta.

El cuello de Ethan se alarg贸 ligeramente, adoptando una forma estilizada que irradiaba gracia. Su mand铆bula se suaviz贸, perdiendo cualquier rastro de dureza masculina, mientras que sus labios crec铆an y adquir铆an una forma carnosamente perfecta, te帽idos de un rojo seductor, sus ojos se agrandaron, se hicieron tierno, suaves y seductores.

Finalmente, su cabello comenz贸 a crecer. Mechones largos y ondulados de un amarillo intenso cayeron como una cascada, enmarcando un rostro que parec铆a esculpido por los dioses. Sus ojos se volvieron de un verde brillante, hipn贸tico, y sus pesta帽as se alargaron, a帽adiendo un toque de dramatismo a su mirada.

Cuando la transformaci贸n termin贸, Ethan ya no exist铆a. Frente a Erica estaba una nueva figura, una diosa viviente. Su cuerpo, una oda a la perfecci贸n, hab铆a sido dise帽ado para ser la nueva estrella de la boutique. Ethan hab铆a desaparecido por completo, reemplazado por la maniqu铆 alfa, una creaci贸n que incluso Brittany y Jasmine no pod铆an igualar.



"Esto no soy yo..."

Cuando la transformaci贸n se complet贸, Erica sonri贸 con satisfacci贸n mientras examinaba a su nueva creaci贸n. La figura que antes hab铆a sido Ethan ahora se alzaba imponente, una mujer con cuerpo de reloj de arena de 1.80 m de pura perfecci贸n femenina. Erica camin贸 a su alrededor, inspeccionando cada detalle con ojos cr铆ticos y encantados.

—Nada mal, Ethan, nada mal. Tienes un excelente gusto —dijo con una risita mientras daba una nalgada juguetona en las ahora gordas y temblorosas reci茅n formadas nalgas del chico.

Ethan, atrapado en su nuevo cuerpo y sin poder moverse, sent铆a una mezcla de indignaci贸n y horror. Aunque no pod铆a hablar, su mente segu铆a activa, gritando en protesta mientras Erica tra铆a un carrito lleno de ropa.

—Ahora viene la parte divertida —exclam贸 Erica con entusiasmo mientras seleccionaba el primer conjunto.

—Empecemos con un conjunto casual y coqueto querida.
Erica coloc贸 una camisa blanca extremadamente apretada que abrazaba con naturalidad los pechos de Ethan, complementando con unos leggins amarillos que se adher铆an como una segunda piel, dejaban a la vista las piernas perfectas de la mu帽eca.


—Esto es ideal para una salida casual. ¡Los clientes van a amar tus piernas! —dijo Erica, dando un paso atr谩s para admirar su trabajo.

Ethan, atrapado en su nueva posici贸n, sinti贸 que si pudiera, su rostro estar铆a ardiendo de verg眉enza.
“¡Esto es humillante! ¿Qu茅 clase de locura es esta?” pens贸 mientras deseaba poder cubrirse.

—pero no podemos limitarnos a lo casual, cierto ? y si probamos un conjunto deportivo ajustado?—
El siguiente conjunto consist铆a en una sola pieza naranja que abrazaban las curvas de Ethan con descarada precisi贸n en un conjunto deportivo que apenas cubr铆a su nuevo pecho. Erica a帽adi贸 unas zapatillas blancas y una gorra deportiva para completar el look.


—Perfecto para promocionar ropa deportiva. ¡Mira c贸mo se ajusta en todos los lugares correctos! —dijo mientras abrazaba por detr谩s a la figura, tomando entre sus finas manos, los enormes y gordos pechos del chico.

“Esto es a煤n peor… ¿Por qu茅 se siente tan... ajustado? ¡Esto ni siquiera deber铆a ser permitido!” pens贸 Ethan, deseando que todo fuera un mal sue帽o.

—Se que es diciembre, pero no puedo esperar a verte en un outfit de invierno!—
Erica prob贸 un top corto tejido , junto a una falda que se ajustaba a la cintura antes de caer en suaves pliegues que apenas cubr铆an las piernas. 


—¿No es adorable? Una diosa necesita ser vers谩til. ¡Podr铆as ser la estrella de cualquier escaparate de verano! —coment贸 mientras giraba el maniqu铆 ligeramente para verlo desde diferentes 谩ngulos.

Ethan quer铆a gritar. “¡Dios, esto es rid铆culo! ¡No soy una puta mu帽eca sexual, soy una persona!”

Erica paro en seco, dejo de buscar ropa por un segundo, su aura cambio radicalmente cuando se giro lentamente para mirar fijamente a los hermosos ojos del chico.

—Querido.. tu no entiendes verdad? si yo quiero que seas una jodida mu帽eca sexual, eso ser谩s, si digo que ser谩s la nueva maniqu铆es estrella de nuestra tienda eso ser谩s, tienes una DEUDA Y MIENTRAS LA TENGAS, TU SERAS LO QUE YO DIGA!!—

Ethan se quedo helado, acaso ella, acaso ella pod铆a escucharle? sinti贸 un frio recorrer su espalda, esta loca no bromeaba, esta maldita desquiciada hablaba enserio, estaba temblando, aun si no pod铆a temblar realmente, no pod铆a hacer nada, estaba a su merced, solo agacho la cabeza, como un perro asustado y dejo que Erica continue probando los diferentes conjuntos en su nuevo cuerpo. 

El siguiente conjunto consist铆a en una falda l谩piz negra que resaltaba las caderas de Ethan, una blusa de seda blanca y unos tacones altos. Erica a帽adi贸 una peluca larga casta帽a, quer铆a probar un punto de vista diferente, ajust贸 los pu帽os de la blusa con un gesto profesional.

—¿Qu茅 te parece, Ethan? La ejecutiva que todos querr铆an en su oficina. ¡toda una mujer empoderada y sensual! Aunque, lo cierto es que lo tuyo querida, es ser una rubia tonta y tetona jajaja!!—brome贸 mientras colocaba unas gafas de marco grueso en el rostro de Ethan.

“¿Poder y sensualidad? Esto es un maldito chiste...” pens贸 Ethan, mientras notaba lo inc贸modos que parec铆an esos tacones, aunque no pod铆a sentir dolor f铆sico.

—No cari帽o no es ning煤n maldito chiste, pero supongo que tienes una boquita floja, por que no ponerla a trabajar?— los ojos de Erica le miraron con un brillo maligno, Ethan sinti贸 como sus perfectos y carnosos labios se abr铆an en una posici贸n que no quer铆a imaginar, como si estuviera por cantar, sent铆a como su boca se reconstruia en una especie de tuvo, si pudiera sudar definitivamente lo estar铆a haciendo, su boca adquiri贸 la forma de una vagina por dentro, lista para satisfacer a cualquier hombre, ahora parec铆a una verdadera mu帽eca sexual.

Ethan record贸 su posici贸n, se sent铆a humillado, —Lo siento se帽orita— dijo t铆midamente y derrotado

— Jmmm mucho mejor querida, esta bien te voy a dar un peque帽o premio por entender tan r谩pido que tal.. esto ? la ropa interior provocativa nunca viene de mas—

Erica levant贸 un conjunto de ropa interior sencilla transparente, unas braguitas que dejaban poco a la imaginaci贸n y un liguero.
—Bueno, no puedo resistirme a ver c贸mo luces en esto. ¡Esto es arte puro! —dijo mientras colocaba cuidadosamente las piezas en el maniqu铆.
Ethan no pod铆a cerrar los ojos ni desviar la mirada, pero si pudiera, lo habr铆a hecho.
“¡Gra-cias se帽orita…”

—ahora... ¡El vestido final!—
Finalmente, Erica escogi贸 un vestido negro de fiesta, largo y elegante, que se ajustaba al cuerpo de Ethan como una segunda piel. El vestido ten铆a un escote profundo en la espalda, dejando al descubierto toda la espalda hasta la base de la columna, y terminaba en una ca铆da fluida que acariciaba el suelo. Agreg贸 tacones de aguja negros y unos pendientes brillantes que colgaban como cristales.



—Ah, esto es perfecto. Toda una diosa de la noche. Vas a ser nuestra estrella principal, querida —dijo mientras daba una 煤ltima vuelta alrededor de Ethan, admirando cada detalle.

Ethan, consciente pero incapaz de hacer nada, pens贸 desesperadamente: “¿C贸mo termin茅 as铆? ¿Y c贸mo salgo de esto?”

la bodega se llen贸 del eco de pasos cuando dos las empleadas llegaron, hablando animadamente hasta que sus ojos se posaron sobre la figura de Ethan, ahora completamente transformada en la deslumbrante maniqu铆. Vestida con el elegante vestido negro que dejaba su espalda al descubierto y acentuaba sus curvas de manera dram谩tica, era imposible no fijarse en ella. Ambas mujeres se detuvieron en seco, con la boca ligeramente abierta por el asombro.

—¿Qu茅 es esto? ¡Es magn铆fica! —dijo una, acerc谩ndose casi con reverencia.

—¿C贸mo se llama? —pregunt贸 la otra, sin apartar la mirada de la figura.

Erica, quien observaba todo con una sonrisa de satisfacci贸n, se cruz贸 de brazos y dijo con tono triunfal:
—Ruby. Se llama Ruby.

Las dos empleadas intercambiaron miradas emocionadas antes de acercarse a煤n m谩s. Una de ellas alarg贸 la mano para tocar el brazo de Ruby, maravill谩ndose de lo suave y c谩lido que parec铆a, a pesar de ser de "pl谩stico". La otra sigui贸 su ejemplo, acariciando los contornos de las caderas y las curvas impecables del maniqu铆.

Ethan, atrapado en su nuevo cuerpo, sent铆a cada contacto como si su piel real estuviera siendo acariciada. Un escalofr铆o de verg眉enza y confusi贸n recorri贸 su mente. "¡¿Por qu茅 puedo sentir esto?! ¡Soy de pl谩stico, no deber铆an poder tocarme de esta manera!" pens贸, pero sus sentidos estaban amplificados. Pod铆a o铆r los suspiros de admiraci贸n de las empleadas, sentir la presi贸n de sus manos y, para su horror, incluso percibir su propio aroma: un perfume natural suave y embriagador que lo hac铆a sentirse m谩s vulnerable, ol铆a como ellas, ol铆a como una verdadera mujer.

—Es como si estuviera viva... —dijo una de las empleadas, dejando que sus dedos recorrieran la clav铆cula perfectamente moldeada de Ruby.

—¡Es m谩s que eso! —respondi贸 la otra, con un brillo coqueto en los ojos—. Es una diosa.

Erica r铆o suavemente al escuchar los comentarios de las mujeres y chasque贸 los dedos.
—Bien, chicas, suficiente. Ll茅venla a la vitrina. Quiero que todos se maravillen con nuestra nueva estrella.

Ambas asintieron emocionadas y comenzaron a mover a Ruby con cuidado. Una se coloc贸 detr谩s, dej谩ndola caer mientras la otra la sujetaba suavemente por la espalda, mientras la otra la tomaba de la piernas. Ethan sent铆a como toda su l铆nea de visi贸n daba vueltas, mientras era cargado por las dos chicas.

—Vamos, preciosa. Hay que exhibirte como te mereces. —La mujer que la guiaba le gui帽贸 un ojo, como si realmente esperara una respuesta.

Durante el trayecto hacia la vitrina, las empleadas no pod铆an evitar mirar a Ruby. cuando llegaron al lugar se帽alado, las empleadas se reunieron alrededor de la nueva modelo, acariciaban sus brazos, ajustaban el vestido, y una incluso se inclin贸 para inspeccionar c贸mo quedaban los tacones que le hab铆an puesto.

—Mira esas piernas, ¡son perfectas! ¿Qui茅n necesita a Brittany o Jasmine con Ruby aqu铆? —dijo una, soltando una risita mientras le daba una palmada juguetona en el muslo.

Ethan estaba mortificado. Sent铆a cada toque, cada mirada intensa como si estuvieran invadiendo su espacio personal. "¡Det茅nganse! ¡No soy una mu帽eca, soy un hombre! ¡Esto es humillante!" gritaba en su mente, pero su cuerpo no pod铆a responder.

—Eres un sue帽o hecho realidad, Ruby, ¿sabes? —susurr贸 la otra, mientras acomodaba el cabello rubio intenso que ca铆a en ondas perfectas por la espalda de Ethan.

Finalmente, La luz del escaparate se encendi贸, ba帽ando a Ruby en un resplandor que realzaba cada detalle de su figura. Las empleadas la colocaron en el centro, rode谩ndola de otros maniqu铆es que ahora parec铆an insulsos en comparaci贸n.




—As铆 est谩 perfecto. —La primera empleada dio un paso atr谩s para admirar su obra.

—S铆, pero... no s茅. Me gustar铆a que pudiera sonre铆rnos, ¿verdad? —dijo la otra, con un tono juguet贸n, antes de gui帽arle el ojo a Ruby una vez m谩s.

Ethan, atrapado en su prisi贸n de belleza, no pod铆a m谩s que mirar a trav茅s de la vitrina, observando c贸mo las empleadas se alejaban mientras segu铆an murmurando sobre lo impresionante que era. Dentro de 茅l, una mezcla de verg眉enza, impotencia y miedo lo invad铆a. Pero lo peor era el creciente temor de que, despu茅s de todo, su nuevo papel como Ruby no terminar铆a pronto.

Ethan estaba atrapado en la vitrina de la plaza, su visi贸n fija pero clara, viendo c贸mo las personas pasaban una tras otra. Algunos hombres se deten铆an, fascinados por la sensual figura que 茅l ahora era. Sus miradas estaban cargadas de deseo, y Ethan sent铆a cada uno de esos ojos como cuchillos en su autoestima. "No soy esto... ¡No soy esto!" pensaba, aunque su cuerpo de pl谩stico permanec铆a inm贸vil.

Pero su tormento alcanz贸 un nuevo nivel cuando escuch贸 una voz familiar. Su coraz贸n—o lo que quedaba de 茅l—pareci贸 detenerse. Era su novia. Ella estaba ah铆, en la tienda, preguntando por 茅l con una mezcla de preocupaci贸n y frustraci贸n en su voz. Ethan grit贸 desesperadamente dentro de su mente:

"¡Aqu铆 estoy! ¡M铆rame! ¡Por favor, voltea y dime que me ves!"



Las empleadas negaron con naturalidad, diciendo que no lo hab铆an visto, y su novia pareci贸 a煤n m谩s preocupada. Erica sali贸 de la boutique, con tristeza y preocupaci贸n mientras pensaba.

—Seguramente se escap贸 de nuevo. Este chico no tiene remedio.

Ethan quer铆a llorar. "¡No! ¡No es verdad! ¡Estoy aqu铆! ¡M铆rame! ¡Por favor, ay煤dame!"

Pero sus gritos eran in煤tiles. Nadie pod铆a escucharlo. Erica estaba a punto de seguir su camino cuando su mirada se detuvo en la vitrina. Sus ojos se abrieron con asombro, y su boca se curv贸 en una sonrisa de admiraci贸n.

—Oh, pero mira eso... —dijo con un tono cual ni帽a peque帽a, mientras se dirig铆a hacia el maniqu铆 vestido en el elegante vestido negro.

—¡Es hermoso! —coment贸, acerc谩ndose



Ethan sinti贸 un calor inc贸modo, como si el comentario de su novia lo expusiera m谩s de lo que ya lo estaba, se sent铆a como si estuviera haciendo algo mal, era como si su novia lo buera pillado travestido en publico.
La chica como toda una fan谩tica de la moda, no pudo contener su emoci贸n y olvid谩ndose de su novio por un momento, volvi贸 a entrar a la tienda, quer铆a ese vestido,
Erica, la encargada de la tienda la recibi贸 nuevamente y la atendi贸 personalmente.
—Por supuesto cari帽o, ni帽as, ay煤denme a desvestir a Ruby por favor—
—Tienen nombre?— pregunto La novia de Ethan con curiosidad
—Claro que si querida, todas mis ni帽as en Erica´s tiene su nombre, todas son 煤nicas—

La cabeza de Ethan volvi贸 a dar vueltas cuando las chicas giraron la mu帽eca con una sonrisa que parec铆an ocultar algo mas, r谩pidamente, las dos empleadas comenzaron a desvestir a la mu帽eca, para mala suerte del chico, los transe煤ntes comenzaron a acercarse para admirar el espect谩culo, para ojos de muchos, pareciera que una estrella porno se estuviera desnudando lista para otra sesi贸n, de no ser por su postura r铆gida, uno pensar铆a que una hermosa y despampanante mujer estaba desnud谩ndose en pleno centro comercial.


—Mira Ruby eres muy popular— dijo una de las empleadas girando a Ethan para darles un buen vistazo de su enorme y gordo culo, para Ethan esto era una verdadera humillaci贸n, no los pod铆a ver, todo lo que pod铆a ver era a su novia que la miraba con una expresi贸n de verg眉enza y curiosidad, su novia Erica, no pudo evitar sentirse un poco nerviosa y algo incomoda al ver a tremenda mujer o.. maniqu铆 ? 

desnud谩ndose frente a ella, sus torneadas piernas, largas sub铆an por sus muslos gordos que se ensanchaban en unas caderas que f谩cilmente podr铆an ser el doble de la chica, un vientre plano y bien cuidado que toda chica so帽ar铆a con tener, incluso la propia novia de Ethan se sinti贸 celosa, por ella misma tener un poco de pancita, nada realmente grabe, pero era algo que ni la dieta ni los ejercicios pod铆an eliminar.


las empleadas se entretuvieron un poco con la nueva mu帽eca, tom谩ndose selfis mientras una apretaba los enormes y brillantes pechos de la mu帽eca. Ethan estuvo consciente en todo momento, estaba cachondo, pero el placer venia acompa帽ado de ira y verg眉enza, como es posible que su amada novia lo viera as铆, estaba frente a ella, solo tenia que caminar, abrazarla y salir de all铆, puso todas sus fuerzas en ese pensamiento, pero su nuevo cuerpo no recib铆a la se帽al por mucho que su mente se esforzara, era in煤til, atrapado como una mu帽eca porno, a unos cuantos pasos de su amada.
Erica, su novia, quien se hab铆a sentido un poco incomoda por ver a la mu帽eca desnuda, dirigi贸 su atenci贸n a la encargada quien le entregaba su cambio, estaba por salir del lugar feliz con su nuevo vestido en mano, cuando su rostro se puso rojo de la pena.

—Acaso esa.. es?— dijo llevando su mirada pasmada a ese punto

la encargada hizo sonar sus tacones a medida que camino hasta estar a un lado de la mu帽eca, con una mano no visible para la novia de Ethan, apret贸 su nalga de una forma violenta pero tan deliciosa, que puso tan cachondo a Ethan por dentro que no pudo evitar gemir pesadamente, por un momento se olvido de ser hombre, por un momento se olvido de su novia, simplemente pod铆a sentirlo todo, y se sent铆a tan rico.


—Por supuesto. Estas mu帽ecas son de la m谩s alta calidad. Tienen... bueno, todo lo de una mujer.—
agrego la encargada quien miraba a la Mu帽eca con una mirada c贸mplice y una sonrisa traviesa.

La novia de Ethan se sonroj贸 y apart贸 la mirada con una risita nerviosa, murmurando algo sobre lo realista que parec铆a. Ethan, en cambio, se hund铆a en una mezcla de verg眉enza ,desesperaci贸n y muy en el fondo, un placer tan culposo como adictivo. "¿C贸mo puedes hablar de esas cosas con ella aqu铆? ¡Es mi novia! ¡Esto es una pesadilla!"

Antes de irse, su novia observ贸 al maniqu铆 una 煤ltima vez y coment贸:
—Es realmente hermosa. Casi parece viva.

Ethan quer铆a gritarle la verdad, pero todo lo que pudo hacer fue observar c贸mo sal铆a de la tienda sin saber que su novio estaba atrapado en el cuerpo que tanto admiraba.

Cuando la puerta se cerr贸 tras ella, las empleadas comenzaron a prepararlo para un nuevo atuendo. Ethan sinti贸 el aire fresco contra su "piel", como si realmente estuviera desnudo. La verg眉enza lo invadi贸 mientras las mujeres comentaban sobre su figura, riendo y admirando su "cuerpo".

—¿No es perfecta? —dijo una mientras acomodaba las prendas sobre el mostrador.

—M谩s que eso. Es casi demasiado buena para ser cierta —respondi贸 la otra, mientras deslizaba un nuevo vestido por los hombros de Ethan.

Ethan quer铆a desaparecer. La humillaci贸n de estar expuesto, de ser tratado como un objeto, era insoportable. Pero antes de que pudiera perderse en sus pensamientos, Erica se inclin贸 hacia 茅l, susurr谩ndole al o铆do con una sonrisa perversa:

—Muy bien, Ruby, vamos por el conjunto n煤mero uno. Solo quedan... ¿noventa y nueve m谩s? Jajaja.

Ethan sinti贸 una mezcla de ira, miedo y resignaci贸n. "¿Esto ser谩 mi vida ahora? ¿Un maniqu铆 eterno, vestido y desvestido como un mu帽eco? ¿No hay escapatoria?"

Mientras el segundo conjunto era colocado sobre 茅l, Ethan trat贸 de cerrar su mente. Pero la realidad era cruel: pod铆a ver, o铆r, sentir... incluso oler su propio perfume. Cada prenda que le colocaban era un recordatorio de su nueva vida, de su nuevo cuerpo.

"Por favor... alguien, quien sea... ¡ay煤dame!" pens贸 una vez m谩s. Pero sab铆a que nadie lo escuchar铆a. Con cada risa de Erica y cada comentario de las empleadas, la esperanza de Ethan se desvanec铆a poco a poco.

—bienvenido a tu nueva vida y a tu nuevo cuerpo.


Fin?


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